La Alberca, el epicentro de la Sierra de Francia
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Es seguramente la población más conocida del enclave de la Sierra de Francia y ofrece múltiples opciones para disfrutar de la estancia a través de su historia pero también gracias a su paisaje natural y su característica arquitectura
¿Qué hacer en La Alberca? Absolutamente todo lo que nos permita el tiempo: callejear por las cuestas empedradas de este declarado Conjunto Histórico Artístico, escuchar de sus propios vecinos la historia que encierran sus casas, degustar tranquilamente una bebida en la Plaza Mayor o emprender cualquiera de las rutas verdes que ofrece la zona son sólo algunas opciones. Pese a ser el pueblo más visitado de la comarca, ha sabido mantener su espíritu y el turista no saldrá decepcionado perdiéndose por sus calles y buscando señales de su pasado que habla de hebreos (su propio nombre procede de la palabra ‘bereka’, que significa lugar de aguas), judíos conversos, Inquisición y conquistas.
Situación de La Alberca
La Alberca está al sur de la provincia y cuenta con algo más de 1.000 habitantes. Se sitúa a 75 kilómetros de Salamanca, 45 km de Ciudad Rodrigo y 17 de Peña de Francia, de ahí que su ubicación sea perfecta para visitar toda la zona de la Sierra.

La Semana Santa es una de las citas festivas más importantes en La Alberca.

Cada año, actores y habitantes de La Alberca escenifican la Pasión en Semana Santa.
Qué ver en La Alberca
Para hacer turismo en La Alberca nada mejor que tomar un plano en su oficina para visitantes (C/ La Puente, 9, al lado de la Plaza Mayor) o descargarlo directamente aquí y empezar a andar, aunque más de uno preferirá dejarse llevar por sus calles y seguir piedra a piedra su rumbo. Ambas opciones son igualmente válidas puesto que parte del encanto de La Alberca reside precisamente en pasear sin prisas, callejear y encontrar pistas sobre la historia de la población. Una vez «reconocido el terreno», se puede volver al principio y tomar la Plaza Mayor como centro de la visita.

La Plaza Mayor es el punto de encuentro de todos, habitantes y turistas.
Hornacina de las Ánimas
Se puede ver en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y hará las delicias de los amantes de las leyendas. En el siglo XVI, de acuerdo a la tradición oral, se extendió el culto a las ánimas por el que se instaba a las personas a rezar diariamente para alcanzar la vida eterna. Así, todos los días al atardecer, la moza de ánimas toca la esquila o cencerro y entona una plegaria por los difuntos mientras pasea por el pueblo. Podemos dar fe de que a día de hoy sigue manteniéndose esta costumbre y que podréis encontrar a una mujer repitiendo esta tradición centenaria.

Hornacina de las Ánimas.
El marrano de San Antón
Al otro lado de la iglesia se encuentra un monumento de piedra que recuerda otra de las tradiciones de La Alberca: en la Edad Media, los judíos que vivía allí tuvieron que demostrar que se habían convertido al cristianismo y por ello compraban un cerdo, lo engordaban y el día de San Antón se rifaba. Esa costumbre se mantiene en la actualidad y se puede ver al animal deambulando libremente por las calles desde el verano hasta el 17 de enero, día en que se sacrifica.

Escultura al marrano de San Antón.
Una muestra de la arquitectura albercana
Si tenéis un poco de tiempo os recomendamos que visitéis este museo: la casa de Satur y Juanela (puedes ver aquí su web). No sólo es un bello homenaje de su artífice a sus abuelos (realmente vivieron allí con sus 4 hijos y varios de sus nietos, incluido su dueño actual) sino un vestigio de la forma de vida albercana: la distribución por pisos, las estancias dedicadas al trabajo en el hogar, los pequeños dormitorios, el reaprovechamiento del humo de la cocina para ahumar embutidos y asar castañas, las zonas ‘nobles’ para las visitas, las trampillas para las patatas… Un recorrido delicioso por nuestra historia reciente.

Aspecto de una vivienda tradicional albercana sin embellecer.
Asimismo, para conocer la arquitectura local nada mejor que caminar y ver las calles estrechas y algunas viviendas de especial interés como las casas sobre piedras en la zona más cercana al río, paseo que se puede aprovechar además para acercarse a su puente de piedra.

Casas sobre peñas en La Alberca.
La Inquisición y las casas de los judíos conversos
Como ya vimos, en tiempos de la Inquisición los judíos conversos debían demostrar su fe cristiana y por ello abundan las inscripciones católicas en los dinteles de las puertas como éstas:

Inscripciones cristianas en los marcos de las puertas.
Otro recuerdo de la existencia de la Santa Inquisición, con especial fervor a partir del siglo XV y con control monárquico, son los escudos: la espada contra los herejes, la cruz cristiana y la rama de olivo para los arrepentidos.

Escudo de la Inquisición en La Alberca.
Crucero y fuente del Barrio Nuevo
Para finalizar el paseo, se puede subir hasta el Barrio Nuevo para ver el crucero y la fuente y seguir disfrutando de las casas típicas albercanas durante todo el recorrido.

Fuente y crucero en Barrio Nuevo.
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